Pero un día te levantás y te das cuenta de que el árbol es tan grande,
que no podés ver el bosque.
Al principio te desesperás, por las claras limitaciones que esto
provoca.
Te ametrallás a preguntas del estilo : ¿Qué hay después del árbol? ¿Qué
constelaciones de ramas me estoy perdiendo? ¿Cómo consigo un lago donde hacer
agua o pinos que me den descanso?
Te cae la ficha, como unl venenito en la cabeza: Sabés que la única opción
es mirar fijo y agudo el árbol.
En el bosque pierde identidad y se funde y confunde entre tanto verde. Ahora
toca lo otro, reconocer cada una de sus formas, saberlo jacarandá un día,
cactus al día siguiente, paraíso al otro día y así sucesivamente en un sin fin
de formas mutantes.
El árbol no te deja ver el bosque y por algo está el árbol ahí y vos ahí
parado tan enfrente haciendo un zoom inevitable.
Sabés que el bosque existe, que viene después pero que ahora no está y
pensarlo ahora es tan inútil como pensar en Papa Noel a mediados de agosto.
Ahora estás vos y él en pleno combate de amorío, cara a rama, cuerpo a
tronco.
Ese árbol también es el bosque entero.
Lo abarcás de todas las maneras posibles.
Te armás la casita que te prometiste cuando eras chico, le colgás una
rueda para hamacar por un rato la pena de creerte perdido, le tallás ese nombre
que repetís hasta en sueños , lo mirás fijo y mientras, el zoom que no para.
Te da miedo y te metés por el huequito que ves entrar a las hormigas
para esconderte hasta que te cansás de la oscuridad y te trepás a la rama más
alta a ver el atardecer que es casi lo único en lo que crees.
Te derretís al sol, elegís ser del estado más líquido posible para
filtrarte por las raíces , donde sabés que confluye el bosque y tenés la
humedad para no deshidratarte.
Te fundís con el árbol hasta desintegrarte, no distinguís hasta dónde te
crecieron los brazos de tanto cavar.
Por fin estás del otro lado , y al rato del descanso ves aparecer una
fila interminable, sabés que viene otro árbol y otro y otro, pero que focalizar
en cada uno es la única manera de ampliar el horizonte.
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