A Bego.
Inestabilidad en las
piernas.
Ataques de
narcisismo
por escuchar tu nombre en
su voz,
por ver tus ojos cuando
ella se refleja ahí.
Le das la razón a Einstein
y su teoría de la relatividad del tiempo
cuando seis horas parecen
seis minutos
y una semana, un mes de
vacaciones.
Tus amigas te dicen que
estás más mística que nunca.
Te encontrás por la calle
cantando
"me sube la
bilirrubina" de Juan Luis Guerra.
Si ella está ahí
los bizcochitos
azucarados
te parecen más azucarados,
los juegos de mesa que
antes te aburrían
ahora te divierten,
te tomás los primeros
mates fuertes
porque sabés que a ella le
gustan los lavados.
Cuestionás las ciencias
pensando
que el sol no sale más por
el este
sino por su pecho
y que el infinito cabe en
sus ojos.
La vida se vuelve un pase
de magia
en el que el abracadabra
sólo funciona si es a dos voces.
No podés escribir otras
cosas que no sean cursis como ésta
y no te importa ser cursi.
No, no estoy perdidamente enamorada
de ella.
Estoy encontradamente
enamorada de ella.
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