sábado, 18 de junio de 2011

Braile

Me subiste al paraíso.
Me paraste en una rampa mecánica y yo ni siquiera con pasamanos cerca.
Todo era subida, túnel con luz al final del camino.
Me agarraste la mano, me  dibujaste colores y líneas nuevas.
Prometiste hacerme un mapa de las constelaciones de tu cielo, con marcador indeleble.
Me escribiste un poema chiquitito en la solapa de la camisa, mientras me plantabas una flor en el ojal.
Yo no conocía los barcos, los faros de noche, los viajes en el lomo de un delfín, la aleta peligrosa del tiburón.
Yo no entendía los finales abiertos, ni que cuando la película empieza con el velero yendo  viento en contra, siempre termina dado vuelta.
Calzaste en el hueco justo de mi adicción, eras pedacito tan idealizado.
Vos, una luna,  y todo el resto no era más que un resto.
Eras taxi libre que me llevaba siempre a casa, porque hacías que todas las casas fueran casa.
Me prohibiste las ropas, los vendajes, las curitas, la toxicidad del orden.
Me hiciste dragón devorando la ciudad de tu cuerpo.
Me subiste a tu montura, galopaste furiosa y yo apenas agarrada de una rienda.
Me subiste al paraíso.
Me dijiste “ el último apaga la luz”
Mentiste amor, y me dejaste a oscuras.

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